Llevamos
poco más de 25 años de “democracia”. Y el país sigue igual. Nada ha cambiado
tanto, detalles mínimos, maquillaje nuevo para un payaso fracasado en un circo
de medio pelo llamado Chile.
Ahora
la gente no “desaparece”, pero las protestas siguen, son las ventajas de la
democracia, no desaparecer de una manifestación o de tu propia casa o de la
calle y aparecer 15 o 20 años después como cadáver en cualquier parte. O peor aún,
no aparecer jamás.
Pero en
lugar de desaparecer somos minimizados, criminalizados, extorsionados y
reprimidos de otros modos. Las leyes son las nuevas armas, y te las crean diciendo
que “son por tu bien”. Piensa en esto:
- “Por
tu bien” no debes fumar en lugares públicos.
- “Por
tu bien” no puedes beber después de cierta hora (te cierran los pubs antes de
medianoche, te cierran las botillerías antes de las 10 de la noche, te
restringen los horarios de transito en ciertos lugares.... pero es “por tu bien”).
- “Por tu bien” debes vacunarte dos o tres
veces al año “gratis” contra la influenza, la gripe porcina, el virus tal o la
nueva pandemia de moda...
- “Por
tu bien” debes votar obligatoriamente o te ponen una multa (por suerte eso se
eliminó en un gobierno pasado, pero hay
ciertos políticos que, por cuestiones de conveniencia para ellos, quieren que
el voto vuelva a ser obligado, igual que la inscripción automática, o sea, te
quieren inscribir automáticamente a los 18 para que votes, y obligarte a
hacerlo con pena de multa si no, cosa que ahora no es asi)
Antes éramos
reprimidos por balas, ahora por balines de goma, chorros de agua toxica y
bombas lacrimógenas. Los políticos que impulsaron el Golpe y después la “vuelta
a la democracia” siguen ahí, en el senado, en la cámara de diputados, en
puestos públicos, todos ellos con los bolsillos llenos, legislando
(supuestamente) para nosotros, aunque sabemos que no es así.
Con lo
del caso Penta ha quedado manifiesto que el único partido que existe es el de
ELLOS. Nosotros, pobres votantes, ilusos y aun creyentes en la democracia,
asistimos al circo de las votaciones cada 4 años y seguimos votando por los
mismos de siempre, por costumbre, por ignorancia, o por pendejos.
Con el
caso Penta, también, ha quedado claro que la democracia es una cosa de pocos.
De los pocos que financian esa democracia. Ahora se ha votado la famosa
“Reforma educacional” que mas que reforma es un manoseo a algunos puntos negros
de la misma para dejar lo mas conforme posible a todos, pero sin molestar a
otros. No se ha penado el lucro con cárcel, no se ha penado la usura de algunas
“casas universitarias” y colegios más que con el cierre obligado, la quiebra (que
paga el mismo Estado, por si no lo saben algunos)y con medidas de parche que
siempre terminan perjudicando a los estudiantes. Acá el Estado no ha sido parte
de nada, ni siquiera de una negociación. Le pasa la pelota al ministerio
respectivo, y éste crea una comisión que a su vez crea sub comisiones, y
sálvese quien pueda. El Estado no ha
sido garante de nada, ni siquiera de su rol que Constitucionalmente le cabe
como gestor y dador de la educación pública del país y de calidad de la misma.
De eso mejor ni hablar.
El caso
Penta estalló en las esferas políticas salpicando a la derecha y a la
izquierda. Por eso se ha acallado el clamor noticiero que en un comienzo tenía.
Porque ha llegado hasta la misma presidenta el río de mierda de dineros mal
habidos que financia a todos los sectores. Así que hasta ahí llegó el berrinche
noticioso que estaba haciendo la izquierda, hasta que ellos mismos se vieron
llamados a ser investigados.
La
reforma educacional no es más que maquillaje. Una verdadera reforma no solo es
crear un nuevo modelo de Educación Estatal, sino eliminar del todo
instituciones que usan la educación como un vil negocio, en lo cual tanto la
iglesia como los grupos económicos, que son a la postre lo mismo, tienen injerencia.
Los de
la derecha dicen que estatizar la educación es cosa del marxismo izquierdista
que antaño “destrozó el país” (no se acuerdan que esa destrucción del país la
financió la derecha apoyada por Estados Unidos y los empresarios) y que esto es
dar un paso al colapso nacional. Es la misma política del miedo que impulsan
cada vez que los trabajadores exigen que los sueldos se ajusten cada año
debiendo hacerlo con protestas masivas, marchas y huelgas. Para ellos,
cualquier forma de exigencia del pueblo para mejorar su status de vida es cosa
de comunistas egoístas que no piensan en el bien del país. A todo eso, la
izquierda calla. Ya no hay una izquierda que levante la voz para aclarar que
está con los trabajadores, no, eso es cosa del pasado. Porque ese pasado huele
a miedo, a desapariciones, muertes y demás. El fantasma del miedo con cara de
golpe de estado, con cara de Pinochet y Mamo Contreras y compañía, aun les
persigue hasta en sueños. Pero ellos, los de la izquierda, tampoco dicen que
hacer eso de protestar por el bien común del país les termina afectando en el
bolsillo también.
Protestar
es igual a desorden público.
Protestar
es igual a delincuencia.
Protestar
es igual a anarquismo.
Protestar
es de “TERRORISTAS”
Sea de izquierda
o derecha, la democracia solo sirve para una cosa: llenar los bolsillos de la
clase empresarial, y política.
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